miércoles, 20 de noviembre de 2013

Un aporte de la Prof. Jesica Lage (Gracias Jesica)

Cuando era chica y en casa se hablaba de la importancia de la democracia, yo no entendía mucho, pues soy hija de ella, nací en el 83. A medida que fui creciendo y en el colegio fui aprendiendo más sobre la dictadura, empecé a tener inquietudes y a preguntar más. Les pedí a mis viejos que me regalaran para una navidad el libro “Nunca Más”. Después de leerlo y comentarlo, mi papá me contó una historia que había marcado a toda la familia. Mi abuelo paterno trabajó toda su vida en el ferrocarril, pero como siempre fue un hombre enfermo de los pulmones, sus últimos años fueron más de licencia que trabajo. Se había afiliado al sindicato ferroviario para obtener los beneficios de viajar gratis en el tren a Mar del Plata, entre otras cosas. Una madrugada de marzo de 1977, cuando mi hermano tenía sólo 9 meses, los militares tiraron abajo la puerta de nuestra casa. Mis padres, mis tíos y mis abuelos se despertaron a empujones y gritos y fueron llevados al patio de la casa contra el paredón. Mientras los apuntaban con sus fusiles, preguntaban quién era Leopoldo Lage, pues debían “detenerlo”. Mi papá y mi abuelo, se llamaban de la misma forma. Ante la duda, se los estaban por llevar a los 2, cuando por suerte, uno de los militares se dio cuenta que por el número de documento, mi padre era muy joven para poder ser la persona que buscaban. Decidieron llevarse a mi abuelo, a pesar de que estaba con tubo de oxígeno en la cama. Mi mamá siempre cuenta que rezaba para que mi hermano no se despertara… Hasta ese momento, mi familia pensaba que se llevaban presos a los subversivos, a la gente que atentaba contra el gobierno, a la gente que “andaba en la rara”, pero esa noche la realidad les pegó de frente: Se llevaban a cualquiera, a cualquiera que apareciera en una agenda de contactos, que tuviera amigos que pensaran distinto o que simplemente, se hubiera afiliado a un sindicato. Mi abuelo estuvo preso en un barco en el río de la plata más de 45 días. Mi papá logró rescatarlo, gracias a un amigo que tenía en la policía, justo antes de que lo subieran a un avión para tirarlo al río. Después de este acontecimiento mi papá tuvo que dejar la facultad de ingeniería, pues muchos amigos desaparecieron, después de una noche en la que él se escapó por la ventana de un baño. Creo que las historias de la gente que vivió la dictadura, son la mejor manera de entender la importancia de la democracia y la participación del pueblo para no perderla NUNCA MAS!
 Prof. Jesica Lage

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